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7 Buenas prácticas de farmacovigilancia en Perú
En este artículo conoceremos las buenas prácticas de farmacovigilancia en Perú.

7 Buenas prácticas de farmacovigilancia en Perú

19 de agosto, 2025
Contenido
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La farmacovigilancia es un proceso clave para garantizar que los medicamentos que utilizas sean seguros, eficaces y de calidad.

En Perú, este sistema se basa en la identificación, evaluación, prevención y comunicación de riesgos asociados al uso de fármacos, respaldado por la norma que regula la farmacovigilancia y por instituciones como el Sistema Nacional de Farmacovigilancia liderado por la DIGEMID.

En este artículo, conocerás las buenas prácticas de farmacovigilancia, con el fin de comprender mejor cómo el sector salud protege tu bienestar.

Importancia de la farmacovigilancia según la OMS

La Organización Mundial de la Salud destaca la importancia de la farmacovigilancia al considerar que un medicamento debe ser eficaz y seguro en la práctica clínica.

Además, la vigilancia activa permite identificar reacciones adversas, reducir riesgos y orientar las decisiones de las autoridades sanitarias.

En ese sentido, si eres profesional de la salud o parte de la cadena de suministro, participas en un sistema que salvaguarda la vida de los pacientes.

¿Qué es un manual de buenas prácticas de farmacovigilancia?

El manual de buenas prácticas de farmacovigilancia es un documento técnico que establece lineamientos claros para la correcta gestión de los riesgos asociados a los medicamentos.

En Perú, el Manual de buenas prácticas de farmacovigilancia MINSA y las disposiciones de la DIGEMID ofrecen pautas para reportar, analizar y comunicar eventos adversos.

Este recurso se convierte en la guía que define el procedimiento de farmacovigilancia, asegurando estándares homogéneos en hospitales, farmacias, laboratorios y centros de investigación.

7 buenas prácticas de farmacovigilancia en Perú

1. Establecer un sistema de reporte de eventos adversos eficiente

Un sistema de reporte bien estructurado es la base de cualquier programa de seguridad de medicamentos.

Básicamente, se debe tener acceso a mecanismos que permitan a profesionales de la salud, pacientes y farmacéuticos notificar reacciones adversas de manera rápida y confiable.

Además, al aplicar el manual de buenas prácticas de farmacovigilancia, se estandarizan los registros y se asegura la calidad de la información recolectada.

Por otro lado, la integración con los lineamientos de la DIGEMID garantiza que los datos sean evaluados dentro del Sistema Nacional de Farmacovigilancia.

2. Capacitación continua del personal de salud

La formación constante del personal es esencial para aplicar de manera correcta las buenas prácticas de farmacovigilancia.

En ese sentido, los médicos, enfermeras, químicos farmacéuticos y demás profesionales de la salud deben participar en programas de actualización basados en el Manual de buenas prácticas de farmacovigilancia MINSA.

Estos entrenamientos refuerzan la capacidad de identificar eventos adversos, comprender los métodos de la farmacovigilancia y aplicar protocolos de reporte que cumplen con la ley de farmacovigilancia.

3. Monitoreo y análisis constante de datos

El monitoreo y análisis constante de datos es un pilar dentro del proceso de farmacovigilancia. Por ello, es importante implementar herramientas que permitan centralizar la información y detectar tendencias en tiempo real.

Al aplicar los métodos de la farmacovigilancia, puedes diferenciar entre eventos aislados y señales que requieren una intervención inmediata. Esta práctica facilita la toma de decisiones clínicas y regulatorias, fortaleciendo las actividades de farmacovigilancia y contribuyendo a la seguridad terapéutica.

4. Comunicación transparente de riesgos

La comunicación efectiva de los riesgos es un elemento central de las buenas prácticas de farmacovigilancia. La información sobre efectos adversos tiene que ser difundida con claridad, en un lenguaje accesible y sustentado en evidencia científica.

Esto implica elaborar reportes comprensibles tanto para profesionales de la salud como para los pacientes, siguiendo las directrices del manual de buenas prácticas de farmacovigilancia DIGEMID.

5. Colaboración entre instituciones

La cooperación interinstitucional es clave para consolidar un sistema nacional de farmacovigilancia sólido y sostenible. Se puede impulsar esta práctica fomentando redes de trabajo que integren hospitales, farmacias, laboratorios, universidades y autoridades sanitarias.

Al seguir el manual, se estandarizan procedimientos y se facilita el intercambio de información en tiempo real. Esta sinergia también fortalece las buenas prácticas de farmacovigilancia y tecnovigilancia, ya que permite abordar tanto los riesgos asociados a medicamentos como a dispositivos médicos.

6. Auditorías y revisiones periódicas

Estos dos puntos son indispensables para mantener la solidez del proceso de farmacovigilancia. Se pueden aplicar como una herramienta de control que verifique si las actividades de farmacovigilancia cumplen con la normativa vigente y con lo establecido en el manual de buenas prácticas de farmacovigilancia.

Además, estas evaluaciones permiten identificar desviaciones o brechas en la gestión y generan planes de acción orientados a la mejora continua.

7. Promoción de la cultura de seguridad del paciente

La promoción de una cultura de seguridad del paciente es el eje que sostiene todas las buenas prácticas de farmacovigilancia. Puede ser impulsada integrando a pacientes, cuidadores y profesionales en un mismo compromiso: reportar de forma responsable cualquier evento adverso.

Asimismo, esta práctica refuerza el valor de cada notificación dentro del procedimiento de farmacovigilancia y convierte la vigilancia en una acción compartida.

Además, al difundir la importancia de la farmacovigilancia en tu entorno, contribuyes a que la prevención sea parte de la rutina clínica y comunitaria.

Inculcar esta cultura implica reconocer que cada reporte, por pequeño que parezca, fortalece al sistema nacional de farmacovigilancia y eleva la calidad de la atención en salud.

Retos actuales y oportunidades de la farmacovigilancia en Perú

Los retos que enfrenta la farmacovigilancia en Perú están directamente vinculados a la necesidad de consolidar un sistema más accesible, dinámico y eficiente.

Puedes identificar que la subnotificación de eventos adversos limita la capacidad de detección temprana de riesgos, mientras que la falta de capacitación en determinadas regiones impide aplicar de manera uniforme el Manual de buenas prácticas de farmacovigilancia MINSA.

A esto se suma el desafío de incorporar herramientas tecnológicas que agilicen el análisis de datos y fortalezcan los métodos de la farmacovigilancia.

No obstante, cada uno de estos aspectos abre oportunidades:

  1. Fomentar programas de formación especializados.
  2. Impulsar cursos de farmacovigilancia accesibles para profesionales de la salud en todo el país.
  3. Implementar plataformas digitales que integren información en tiempo real.

Además, el fortalecimiento de la colaboración interinstitucional puede convertir estos desafíos en soluciones sostenibles, asegurando que las actividades de farmacovigilancia se desarrollen con mayor alcance y precisión.

¿Quieres conocer más sobre la aplicación de estas prácticas en tu institución? En Jobal Pharma, ponte en contacto con nuestra Área de Farmacovigilancia y recibe orientación especializada para garantizar la seguridad de los tratamientos que administras. Te esperamos.

Sobre el autor
Jobal Pharma

Somos una empresa peruana con una amplia trayectoria en el mercado, especializada en la comercialización de productos farmaceúticos de alta calidad.

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